sábado, 28 de enero de 2012


- Este es uno de esos momentos especiales.
-¿Qué momentos?
- Uno de esos momentos en los que todo es tan perfecto y maravilloso que
sientes tristeza por que nada volverá a ser tan especial.
-O sea que...básicamente te deprimo.

jueves, 26 de enero de 2012


Una jeringuilla infectada entrando en la vena,
rompiendo las cortinas.
Mancha la sangre.
Culpa de errante, sabor a desdicha,
agujas hilando los poros de tu piel uno a uno,
hilo verde,rojo,azul.
Mancha la sangre.
Que un charco de ácido empape tu cuerpo desnudo,
que embadurne tus brazos suaves y los convierta
en fosfatina,en carne humeante esparcida por cada uno
de los rincones del parquet.
Mancha la sangre.
Un espejo hundido en el W.C,
haciendo trenzas a tendones,
y un río espeso de líquido amarillo saliendo de tus pulmones,
que abran tus dientes, que calme el espasmo.
Hablando con las encías hinchadas,
que me manche tu sangre,que me duela mirarte,
que todos los sentimientos se sequen,que me dejen el tumor sin cura.
Mancha la sangre,quiero mi dosis.

Dos ojos bajo la sábana.



Akata.

domingo, 22 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

Máxima expresión de estallido


·Pienso saltar más alto,
mearle al calendario,
jugar al escondite con el autoengaño
Pienso seguir viviendo,
rompiendo las libretas,
perder el autobús que lleva a la impaciencia.

Pienso ser buena chica,
y abrazar más fuerte,
los novios que no tuve hoy vendrán a verme.
Y voy a enamorarme diez veces por semana
y aprenderé a cantar cuando ya no haga falta.

Hoy voy a disparar contra la realidad,
pienso buscarle una chica a los solteros de este bar
hoy voy a mejorar y pienso divorciar a todas
las mujeres tristes que hay en mi ciudad

Hoy voy a ser feliz, y pienso sonreír,le daré un cheque en
blanco a mi porvenir.
Hoy voy a correr más que la mediocridad.
Hoy voy a hacerlo bien, y voy a salir bien en todas esas fotos
que nunca me haré.
Pienso encontrar las llaves que cierran las heridas,
pienso matar al que inventó las despedidas.
Pienso quitarle el filo a todas las palabras,
pienso follarme los lunares de tu espalda.



Hoy, por que hoy es siempre todavía.

martes, 17 de enero de 2012

Si no desayunaba con él,no habrían podido charlar más que los domingos


·Su boca,su escarpada boca, como mil guerreros ateridos por la fuerza de la inercia mortal.

Que amó más los mil dientes de su violencia que la libertad de sus entrañas , y quiso el fuego, y la furia, y sintió el llanto tibio cuando tuvo que mentir para no hallar ni una palabra.

Que demasiadas,demasiadas todas bajo cero, y sin sentido esculpió en mármol frío la perfecta armonía de lo grotesco, por primera vez adoró lo dulce que tiene lo grumoso y feo,lo bellamente horrendo, y ella no solía adorar porque creía que era de putas; pero si, adoró hasta saciarse de la víbora que abrasaba y tuvo que focalizar todas sus contradicciones al que nunca la había mirado.

Con el tiempo, ella comprendió la necesidad de paz que no entendía para nada en aquella habitación, y, para masturbarse, pintó el techo de su cuarto de negro y pegó con celofán mil estrellas y constelaciones.

Recordó porqué estaba allí, recordó cual era su nombre y su fianza. Y con la pintura aún fresca, se tiñó de noche mientras sonreía.

jueves, 12 de enero de 2012

Sal con una chica que lee


[...]Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe.

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

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Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.

miércoles, 11 de enero de 2012

Puedo


·¿No es una imagen perfecta de la vida y la muerte? Un pez que tiembla en la alfombra y un pez que no tiembla en la alfombra. Es tan fuerte que una niña que no sabía lo que era la muerte, lo comprendió.


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Puedo volver
Puedo forzar la realidad
Puedo doler
Puedo arrasar
Puedo pasar
Puedo fingir que me da igual
Puedo incidir
Puedo escapar
Puedo romper
Puedo olvidar
Puede comerme la ansiedad
Puedo salir
Puedo girar
Puedo ser fácil de engañar
Puedo joder
Puedo encantar

Puedo llamarte sin hablar
Puedo vencer
Puedo palmar
Puedo torcer
Puede ser que haga de la rabia mi flor,
y con ella mi bandera
Sálvese quien pueda.





http://www.youtube.com/watch?v=kHbo9wYdwa8

martes, 10 de enero de 2012

Inspiración,¿vienes a joderme, a sorprenderme o que?



·"En el casino de la vida la suerte no vale nada,
el destino es el crupier y la baraja está marcada,
el rey perdió su reino, su corona está oxidada,
la reina de corazones nunca ha estado enamorada.
Por eso yo en este sálvese quien pueda,
prefiero las verdades con espinas que las mentiras
con seda. El amor, la amistad, las caricias que se enredan,
cosas que no podrán comprar jamás con treinta monedas."


Sharif.

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[...]y, por alguna extraña razón, sabes que en ese giro de trescientos sesenta grados, la bala , el casquillo, está justamente apoyado en la caliente vena que pasa por tu sien esperando clavarse en tu hemisferio derecho. Sólo falta que lo accionen, sólo necesitas una mano experta que sepa como manejar ese puto revolver, y ya la tienes.

Es cuestión de tiempo que te disparen y mueras.

¿Y? Y a ti te da igual morir, te da igual el sufrimiento, ya clamaste que esperabas con ansia el dulce placer del sufrimiento.

Hay que ser hombre también para sufrir.

Y como ya me siento tan ridícula e indiferente, ya tan absurda y sintética, sólo espero el momento en que alguien apriete el maldito gatillo, o en que alguien me haga sentir de verdad. De verdad, que hace tanto que no se sentir...

¿Qué importa nada?¿ cuál es el valor de las cosas baldías?

-Un día tal vez alguien me enseñe la diferencia entre cagar y coser, entre vencer y reír.- hablaba esta mañana mi esqueleto.


Akata.

lunes, 9 de enero de 2012

Miedos


Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar,
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar,
y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares,
los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre,
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía,
miedo a las puertas sin cerraduras,
al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir,
y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad.
Miedo a lo que fue y a lo que puede ser.

Miedo a morir,
miedo a vivir.




E.Galeano

El camino recto hasta los huesos


·Tus ojos son dos piedras negras que opacan toda sensación.Mi caparazón no existe.No siento, eso si soy yo.



Akata.

sábado, 7 de enero de 2012

"Lejos de tu círculo vicioso vida arpía
quiero luz en los asfaltos a los ojos
de este guía.
Más sequía,pero no hagas simas en mi vicio
porque a veces me desquicio y aún escribo
con sangría."

lunes, 2 de enero de 2012

Venas de humo


En tus lágrimas encierras la profundidad del mar entero.

Supongo que lo sabes...

El silencio cuando se espera interrumpido por la respuesta del otro, pesa como una losa de granito y se expande más rápidamente que la luz inundándolo todo con su nada.

El silencio es, aunque sea ausencia, y se te mete dentro y te hace un nudo en el corazón y te desgarra las entrañas, porque el silencio es en tanto que es nada en tanto que deja de ser lo que esperas,y lo que esperas es su voz.

¿Sigues llorando?

Cómo saberlo…¿en el silencio?

Ya no oyes sonido alguno, ya no hay respiración entrecortada al otro lado de la línea, ya no hay absolutamente nada, excepto el impensable silencio que, resulta que aunque sea impensable: es, y es terrible.

Lo más horrendo del silencio no es el silencio mismo, sino lo que no se dice en él.

Quieres oír un "no" o cualquier otra cosa, incluso darías el alma porque siguiera llorando y no contestase, porque al menos habría roto el silencio.

Es una cadena pesada de eslabones de acero, una cadena que te agarra de pies y manos y te arrastra.

Una cadena que no puedes romper y de la que no puedes liberarte a no ser que sea hablando él, porque cuando hablas tú no rompes el silencio.

Habitas en él.

¿Cariño?...

Te está dando silencio,te está mandando la señal inequívoca de que desea tu angustia y tu sufrimiento y tu muerte en ese mismo momento.

El silencio es la muerte.

La gente se equivoca cuando piensa que la muerte es una y eterna, no puede ser más falso.

Muertes hay miles todos los días del año.

Mueres ahora en el silencio, y únicamente puedes resucitar con su voz.

Te niegas a quedarte muerto para siempre.

Pero no hay voz y justamente esa no-voz es el silencio y la muerte.

Hay ruido de línea, porque la comunicación móvil tiene esas cosas, pero eso no es nada.

La nada es el silencio, la nada es su no-voz. Podrías estar en medio de un concierto de la filarmónica de Tesalónica y seguiría habiendo silencio.

Lo llevas metido dentro, el puñetero silencio...

Te ha atrapado por completo y lo sabes, y por más que huyas de él te persigue.

¿Escapatoria?

No la hay.

¡En absoluto la hay!

El silencio es completo y te tiene entre sus manos.

Juega contigo como un niño juega con un juguete.

¿O es él el que juega?

Oye,¿estás ahí?¿Estás bien?

¿Y a quién le importa?

A ti no, desde luego.















Soy Legión