domingo, 30 de diciembre de 2012


·Entiendes porqué has estado tanto tiempo sin sentarte a oscuras en la habitación y respirar viendo una película sin ninguna otra distracción. 

Entiendes porqué hace tanto que no veías una película. 

De alguna forma, había algo que te hacía creer que cualquier cosa nueva y mejor siempre había estado ahí, infinita, esperándote.

De verdad creías que los fotográmas a la velocidad de un latido podían  enseñarte lo hermoso de la existencia. Lo sincero de la ilusión. 



Y por eso, por eso ya no ves  más películas a oscuras. 


Para qué.





Akata


sábado, 22 de diciembre de 2012

Sólo huesos

Vibra el móvil, retuerzo los párpados y sigo durmiendo.
No ha dejado de alterar mi cama.
Vibra él móvil, en sueños, leo todas las palabras que detesto,
todos los pretextos que yo puse un día: "Es demasiado tarde. Es demasiado pronto. Es temporal."
como decía V.V.
Pero siento la sábanas susurrándome que por primera vez hay algo diferente,
aunque sus ojos, en las noches de coche sigan siendo tristes.
¿Quién pudiera apagar esa tristeza?.- me repito.- ¿Quién pudiera acariciar el agua de sus lágrimas y
encender un fuego cualquiera, pero un fuego latente que aliviara su llanto?
Y luego me despierto,-Bah- y descubro que mis pies
tampoco han dejado de sentir ni por un segundo
la flojera de un camino recto sin destino.

Que si, que se que estoy más muerta que viva, y que mi cama, que ya ni se parece a la cama de ayer,
sostiene un cuerpo vacío que se arrastra de vez en cuando frente al espejo para
odiarse,
para hallar en su reflejo la profundidad del odio,
para sentir por diminuto que sea algún tipo de alivio al Horror Vacui que lo carcome.

Respiro.

Otro día enfermo.
Respiro, y vuelvo a ver los dientes del lobo que hay en mi;
Y me digo que cómo puedo ser tan estúpida por querer curar a alguien las heridas,
si lo único que he hecho con las mías ha sido ponerles húmedas tiritas.
Que cómo.
Que porqué querría yo sin ser, sintiendo nada, arreglar la oscuridad de otros.

Y vibra el móvil, y leo sin leer, paseando las pupilas hasta el teclado.
Y da igual que esté en un sueño, da igual lo patético o ridículo del monstruo que alimento.
Pongo una carita sonriente y empiezo de nuevo.
Escribir-te es lo único que me salva de ser sólo huesos.

miércoles, 19 de diciembre de 2012



¿LA TRAICIÓN DE WENDY?¿EN SERIO?






Rezaba como título de uno de los discos de Ismael Serrano: “La traición de Wendy”. Y yo me preguntaba: "Pero, ¿Y Peter? ¿Qué hay de Peter?

Porque, seamos sinceros, el chico nunca hizo nada para que Wendy se quedase junto a él en Nunca Jamás. De hecho, él nunca hizo nada. Wendy cruzó la segunda estrella a la derecha, dejó a un lado su vida en la gran manzana y sus casi responsabilidades adultas para pensar en cosas bonitas y echar a volar con polvo de hada (lo que viene siendo enamorarse, vaya). Wendy esquivó cañonazos, cuidó a los niños perdidos con tanta diligencia y pasión que consiguió que la llamasen “madre”. Comprendió en su totalidad el significado de la palabra unión. Luchó contra piratas, escapó de las sirenas y descubrió a Peter el sentido del tacto y las caricias. Advirtió al chico que no quería crecer de lo que valía el placer de la compañía y el amor de otros.

En definitiva, le quiso, y le enseñó a querer.

¿Y qué hizo Peter en respuesta? Peter no hizo nada, repito, sólo tuvo que permanecer anclado a su vieja existencia cíclica y tediosa. Le bastó enseñar su mundo, arrastrar a Wendy a la desdicha, a la posibilidad de algo extraordinario que sólo existía en la mente de Peter Pan. Le mintió. Le mintió de la forma más descarada que existe. Le vendió amor de golosina, le dio un nombre que no le pertenecía y le hizo creer que la necesitaba para vivir, para habitar en su planeta paralelo. Peter la condenó a sentir que lo demás no importaba mientras estuvieran juntos, allí, perdidos en Nunca Jamás. Le dijo: “Olvídate de ellos. De todos. Quédate conmigo.”
Introdujo la semilla venenosa en el tímpano de Wendy. La agarró de la mano y le hizo surcar los cielos. Bailaron al son de mil lámparas vivas. Sus manos, sus pies, su sangre eran un todo. ¿Y para qué? ¿Para qué Peter Pan? ¿Porqué le diste a ella todo lo que ansiaba si jamás podría crecer a tu lado?¿Si jamás podrías crecer?

¿Qué clase de niño regala una aventura que nunca, bajo ningún concepto podrá evolucionar?
Peter fue el traidor. Peter fue el embustero. Peter no pensó en abandonar nunca Nunca Jamás tras los pasos de ella. Pero si que hizo pensar, por un breve instante a Wendy, que lo haría. Es más, le hizo creer que era la única mujer que le importaba, pero Campanilla siempre estuvo primero. Campanilla con su luz, con su carácter protector y su honda de amor furibundo y egoísta. Campanilla siempre iba a estar ahí, pasara lo que pasase.

Wendy comprendió entonces, cuando miró el cielo de aquel maravilloso lugar, que ella sí necesitaba crecer. No dejar de creer, sino crecer, y que Peter no podría acompañarla en ese dulce y vertiginoso viaje. Entendió que se debía a si misma una vida de conocimientos y de valores por descubrir.
Peter la iba a abandonar quisiera ella o no, así que, ¿qué importaba todo aquello? ¿qué le importaba ella a Peter en realidad? ¿Hasta que punto?


¿La traición de Wendy? ¿En serio? ¿De Wendy?¡Hah! ¿La traición de Wendy por querer seguir adelante con miedo y esperanza, con anhelos? ¿ La traición, por pensar que Peter no le soltaría la mano cuando volviesen a casa por la segunda estrella a la derecha?¡Ya! ¿Y, qué importaba que Peter regresase siempre a su ventana para ver como a ella le salían arrugas, si nunca sería él quién las dibujase en su cara cada noche antes de apagar el candil? Él jamás sería quien le besase la frente como promesa de un mañana mejor. Jamás.

El niño de las mayas verdes sólo querría sus cuentos. Los cuentos de ella, sobre él. Él sólo se amaría a si mismo y a su necesidad imperante por mantenerse vivo.

¡Claro que Wendy se marchó de allí!¡Joder! ¿Qué iba a hacer sino, entregar su vida por la recompensa de una eternidad de hastío y frustración? Si Peter la hubiese amado bien...Si no hubiese sido orgulloso y cabezota, tal vez... Sólo tal vez...

Pero Wendy tuvo que volver. Tuvo que regresar a su ciudad y olvidar el polvo de hada. Tuvo también que borrar sin remedio; y tuvo que aprender a echar de menos. Tuvo que continuar sabiendo que cada día de su vida, cada segundo y cada noche que mirase al cielo, los ojos se llenarían de lágrimas tristes y promesas de sueños. Allí arriba siempre estaría la otra mitad de su corazón y sus besos.

Así que, díganme ahora quién es el traidor y quién la traidora, y quién el Capitán Garfio y quién el que esperó a quién todos los amaneceres desde el alfeizar de una ventana para sentir de nuevo en su pelo el dorado polvo de hada. Y quién se cubrió fuerte todas las noches bajo las sábanas ansiando un susurro al oído: “Olvídate de ellos. Ven, CRECE conmigo.”

La traición de Wendy dicen...





Akata

martes, 18 de diciembre de 2012

El día en que descubrí Casiopea






Casiopea, mira al cielo, contempla el universo macizo y deslizante.
Llora, hay un hueco mudo que te absorve.
Casiopea, esas piernas cruzadas, esa tibia entereza que te hace
una mujer de ojos bermejos, de locura infinita 
bajo el arco de tus padres.
Cada una de tus lágrimas es una estrella incendiaria,
cada una de tus naves, y tus letras,
cada uno de los nombres de los hombres que ya no pronuncias, Casiopea.
Eres tanta carne que en las noches de vaho te pinto
en rectas
para no volverme un loco,
para no jurar a la luna que estás muerta, 
o que todos los árboles ya duermen por la ropa que no tiembla
en tus pezones.
Casiopea, apunta el dedo la cicatriz de los dioses,
el polvo estelar que deja la ceniza, que mancha como el petróleo
o la leche amarilla.
Eres tu la cuerda que agarra mis palabras para complacer 
a tu belleza.
Casiopea, que ahora te abrazo en un firmamento eterno,
de nubes cobardes y 
gritos de cráter.
Ama, sueña, siente viva, siente a grieta. 
¡El mundo es tuyo, ígnea y dulce, joven, vieja!


Akata

domingo, 16 de diciembre de 2012

Volver a volver a volver

En las noches de espanto Eva salía a la terraza y se fumaba un pitillo. Se dejaba consumir por la ceniza poco a poco mientras la catedral de la ciudad a lo lejos le advertía de una nueva noche casi cerrada. 
Exhaló el humo de su cigarro y consiguió dibujar con él una espiral nítida. Se acordó de Galicia, y de los ciclos y los celtas. Se acordó de que esa misma noche había estado follando con un desconocido, con un tipo que había conocido de vuelta a casa al lado de un contenedor. Se sintió sucia y se sintió vacía. Y luego se esnifó otra calada directa a los pulmones y volvió a morderse el labio: " Esta será la última vez que me hago daño. Esta será la última vez que vendo amor inflado de tres días." 

La noche dejó entonces que unas estrellas se mezclasen con la saliva de su lengua y nicotina. Sonrió. 
Apuró el cigarro y estiró los brazos en el aire. Unas manos gruesas y rojas le apresaron con fuerza la cintura. 
El hombre extraño del contenedor le besaba grasientamente el cuello y le metía mano por dentro del pantalón. 

Eva gemía. Eva lloraba sin lágrimas. Eva se corría en la noche con un desconocido. Eva fumaba un pitillo sin luna; y volvía a vomitar.


Akata

sábado, 15 de diciembre de 2012

Sobre los que escriben


                                      FÓRMULAS PARA COMBATIR EL HAMBRE



Una frase puede evocar una imagen, una frase puede conmover el espíritu y arrastrarlo a ponerse manos a la obra. No a escribir nada de interés, sólo reflexionar sobre el mero hecho de que unas pocas palabras, unos espacios perfectamente colocados, han urgado en la vena dormida y la han despertado para expulsar su amargo olor a saudade.

Una frase, como un susurro, colándose en los tímpanos del que adora a los dioses y los eleva a ciertas categorías innombrables, arrasando con la calma y la austeridad de los pierde dones, devolviéndoles la faceta de demiurgos que en las noches más oscuras suelen extrañar.

No merecen esos farsantes la luciferina estrella que los maneja a su antojo. Tampoco merecen ser marionetas de una inspiración que trasciende la pura lógica y el misticismo. Ellos son vanidosos, creen que por haberla visto de soslayo, están en derecho de apresarla para siempre, de engordarla y apretar fuerte su tripa cuando quieran agradar a un amor o un amigo. Lo que hacen es que inflan tanto a la bella, que esta muere como fenix sonriente, sabiendo que sólo cuando el poeta esté abatido, derrotado, exangüe y sólo, ella debe concederles un segundo de luz para que puedan salvarse. Sólo un segundo.

Ella lo sabe, debe lamer el cerebro al batido para construir las más grandes novelas o los más hermosos cuentos de la historia.

La musa únicamente se merece cuando no se merece nada, cuando se halla uno mismo en la decadencia de su ser y al fin puede comprender la verdad de su naturaleza.

Así vive y muere el poeta.


Akata.



                                                               El mar rojo,
                                                               sacudiendo una ola
                                                               El sol va muriendo.

                                                                                                 Akata.





 PALOMA DE HIELO

Hay una paloma blanca, como un rayo en mitad de la aurora
que extiende sus alas, que cree que su hermana es el sol.
Y el miedo es su sangre, que mueve el anhelo de ser
más que el hielo que dora los prados.
Paloma de oro,
paloma de escarcha, que si alguien la toca se vuelve amapola.
Paloma que posa sus ojos de nieve, que 
quiere saberse un pájaro libre,
que busca trenzar con la paz un peñasco.
Azular las lágrimas hasta hacerlas rocío.

Paloma de llanto,de frío,
Paloma- diamante en las noches oscuras
cantando a la luna versos de Neruda.
Paloma que arde, que sabe que vuela porque 
es tan cobarde que espera en lo alto
las marcas de un beso.
Paloma errante, ya has visto lo que hace
contigo el invierno.
Paloma maldita, que busca en los cuerpos
un nuevo infinito.

Extiende tus alas,
ven, canta conmigo.
Paloma blanca que quiere ser libre 
sucumbe al olvido.
crece, vuela, ama,
Despiértame si me hallas dormida,
que hoy quiero ser llana,
que hoy quiero tu alivio de aurora temprana.


Akata.