domingo, 29 de diciembre de 2013

El orden dulce de mi angustia




Me pesa la existencia. Veo como se dibujan las letras sobre el papel mucho antes de que yo las disponga. Me pica. Me pica. Me como una bala. Me cuesta definirme. No sé que será lo siguiente. Huir tal vez. Palabras son mentira, el aliento huele a comida que no existe. ¿Qué soy? No importa. Un monstruo. Quisieras ser un monstruo mas no existen. Estar y no estar. Las alas. Quién. Las alas son. Están. ¿Cómo saberlo? ¿Dormirse, quemarse, adornan el fuego y que se mueran? No sé. No sé. No sé. Ser alguien como el resto. La soledad, la vida, el miedo. El hombre que se sabe terminado, horriblemente seco. Satisfecho y a la vez terrible. Su semilla es blanca, luce fuerte; y teme. Como el árbol teme su incontrolable silencio, la ventisca que no pueda derríbarle. Pájaros, mazorcas amarillas. Quedar fuera de todo. Del tiempo. De todo. EL hombre teme una de sus partes, la que no es suya. EL brazo, el miembro rojo infectado de promesas. Pájaros. Se marcha. ¿Déjalos ahora? Ceniza. No hay ceniza en el paseo. Camina el sol de invierno. Rendirse o no es rendirse. Ver, ¿Con qué ojos vagos lo que ocurre? ¿Es quizá la realidad cansada de esperarse? Se tu mismo- gritan. Se mediocre- gritan. Tienen miedo. Forma, constrúyete un gran peso y trepa o llora rodeándolo de angustia. Constrúyete el modelo, la perfecta rebelación inútil. Te busco, amagando, ¿Dónde estás? ¿Qué importa? Pero sí importa, porque no hay ningún lugar en que te escondas. Mas no estás; ¿Dónde estas? Yo no te veo. ¿Qué yo?¿Qué yo? Yo no te veo. No te veo,¿ Quién eres? ¿Hay colores? ¿Tienes miedos propios o te excluyen? ¿Son tu pasado? ¿Qué ocurre? ¿No hay dilema?
Pretendes descubrir llantos y tierras: ríos. Esfuérzate, no elijes sólo. Acompañado de cuánto y cuánto vale ahora todo lo que abordan tus espaldas ¿Qué quedará si te marchitas? ¿Sonaran mañana las cuerdas de una guitarra leve? ¿La garúa que sólo existe en nuestros sueños? ¿Seré o no seré yo quien escriba tu mal nombre? Es la huella, la ambición, la vida innoble. Yo no creo en la justicia. Es el ser, el individuo. ¡Venga, cambia! Consumiendo mis lágrimas en la certeza de seguir hacia delante. Estoy mirando al aire ¿Sabes?
Las cosas a veces manifiestan sus olores, pero dejan de poder llamarse. Claro, y tengo dedos fríos. NO es aquello que llevaba, pero soy todo lo que te atemoriza. ¿Cuántas veces tendrás que arrepentirte?
Búscame en los vicios, en tu suerte nula, que no pierde quien vive acorde con lo hablado. Dame mil noches para oírme. las estrellas seguirán quemando ¿No ves que no tengo más antorchas? Escribo, sale de mis vahos. Ya no espero que me entienda nadie. Está el final, puedo morirme intensamente. Creo en mi aliento. No tengo tanto miedo como canto. Creo en mi aliento. "La mentira es fuerte." La locura. No voy a meter mi cabeza en el horno sin haber intentado primero derribarme a oscuras. ¿Quién eres? Nadie y para el mundo. No deseo otra forma, otra estrategia. Esta es la ausencia de mi clima. No me importa cuántas hojas hayan olvidado. Esto es. Me busco, no me enfado. Mírame, podré ser grande. Podré ser baile y más que nada; nadie. Palabras sólo eso. No. Palabras, todo esto.


Akata.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Pero de escribir nadie puede salvarme


LA HISTORIA ESTÁ CANTADA

La historia es corta y rápida. Chico conoce a Chica en el instituto. Chico y Chica tienen muchas cosas en común. Chico y Chica se enamoran, pero Chico y Chica no acaban juntos. Pasa mucho tiempo. Chico y chica reculan, no reculan, se besan no se besan, se odian no se odian, se encuentran no se encuentran. Chico y Chica dejan de buscarse. Chico y Chica se recuerdan de memoria. Solo eso, de memoria. Chico y Chica se avistan una noche, Chico y Chica vuelven a la carga. Se besan, no se besan. Se llaman, no se llaman...Ya sabéis. Chico se larga. Chica no entiende. Chico vuelve. Chica tiene rabia. Chico y Chica son amigos, al fin. Chico se marcha. Chica no entiende. Chico le habla, Chica sospecha. Chico se queda un tiempo hasta descubrir que no puede quedarse demasiado. Chica se queda sola y se cabrea. Mucho, esta vez. Chico vuelve. Chica acepta. Chico huye de nuevo. Chica ya apenas si se altera. Chico y Chica en el tiempo. Chico y Chica sin conjunciones de nada. Chico se larga de nuevo...El resto es pasado, o futuro, me da lo mismo.


"No te eché de menos. El pasado no me vale para nada ahora. No te eché de menos cuando no estuviste. No tus ojos verdes, no tu mano abierta, no tus lágrimas de después del recreo de las doce. No. Eres la negación más clara de mi vida. Y no te eché. Nunca. Ni de menos.
¿Qué más podría decir? Lo que vivimos no se instala, se diluye en mi garganta como la saliva después de tragar grumosa soledad carnívora. Me da igual. Y no me da. Contigo los verbos se entrecruzan los domingos: acobardar, dudar, tender, oscurecer-se. Y sé, que no te eché de menos, porque ayer me dijiste tan callado, como ese mar que no  hemos visto nunca, que te largabas a prisa, sin noviembres, y  me dio por llorar como quien llora frente a un árbol aburrido, como el que entiende que jamás podrá gritar ante la muerte o salvarse de la vida sino es otro el que le observa y le hace alguien. Lloré, porque en mi tatuaje las líneas gastadas cobraron sentido; los Celtas hablan más fuerte dentro de mi que en todas las historias, diciendo en voz muy torpe, terca: La vida es una bruta repetición del mismo instante. No te eché de menos al sangrarme, no te eché de menos al perderme, no te eché de menos al reírme, al beber hasta matarme, al esconder mi alma en todas partes menos en el fondo de lo que alguna vez pude haber sido. No te eché de menos en las noches, en el techo, en la calma, en el momento, en el beso guarro a otro tipo cualquiera, en las palabras trabadas de mi angustia. No te eché de menos al vivir, al sentir, al respirar todo el aire que si me hubiera parado a pensar, llegaba a tu guarida desde casi el centro mismo de estos pulmones rojos y cascados. En definitiva, no te he echado de menos jamás. Pero esto no es lo triste de mi triste cuento de mierda y sobriedad. Verás, tú, ojos verdes más helados que mis años; lo realmente decadente y repulsivo, lo que de verdad hace mella y me conmueve, lo que me horada el pecho y lo perfora, no es que nunca te quisiera lo bastante como para no poder extrañarte en cada palmo, sino que no me quisieras lo suficiente como para dejar que yo pudiera, de cualquier forma humana y miserable , como a mi me diera la putísima gana, Echarte alguna de las veces.

No te he echado nunca porque siempre te me has adelantado. Y recuerda esto: El último muere siempre el primero. No te he echado de menos porque siempre me has echado de más."



Akata.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Gracias por enseñarme el corazón


Y entender que en la nostalgia y en la locura, en todas las políticas extrañas de la mente, hay algo más allá que no contempla. Que todas las palabras se deshagan, que todos los besos que se dieron no sirvieran, que el amor es una daga transparente que se hundía firme sobre el pecho. Que hay mil voces y ninguna es la correcta. Que no entiendo las mentiras que me imparto, que hay más llanto entre mis manos que en su soledad. Que hay más tristeza en todas las compañías azules con las que me protejo que en su habitación oscura  y silenciosa. Sus fantasmas son más limpios que mis muertos. Te he echado de menos, corazón, que parecías no latir ni por los nervios de una pérdida. Te echaba tanto de menos, corazón. Hablar con el cerebro era tan lento…Y llevo buscando diez minutos la canción que me ponía por las tardes cuando lamía la tristeza de debernos otro mes, otras horas, otros años con olor a futuro;  pero nada. Ya no se si nos salvó la levedad o fue aquel peso. Vuelvo a casa, huelo a sexo. Vuelvo a casa, me repito que esta es la última vez que dejo que las sombras me hieran más que los versos.


Fue felicidad, así que es. Vuelvo a casa otra vez, otra vez, otra vez. Revuelvo a ti. Revuelvo a mi. Entiendo al fin, al fin me entiendo. 


Tú.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

·Cuando no hay inspiración y sólo sale vomitera, sólo salen sensaciones. Como necesidad una horca,
como compasión un beso de algún muerto. 
La rabia ha nacido en otra parte. 
Escribir cenizas y miserias. Qué remedio...




ESCUPIR


Escupirle a Cortázar, decirle a Rimbaud que con seis años más
ni estoy muerta ni he hecho nada de provecho
con las miradas de otras personas.

En estos instantes sólo hay unos ojos
que me obsesionan,
 y esa manía
de describirlos como ópalos de carne.
Negros.
Como negros ópalos
de carne hambrienta
que van desnutriéndome en la tarde.

En estos momentos sólo tengo un mar
que no se piensa,
que  si quisiera ser prosa
me regala su ausencia en tanto frío.
Él estará conmigo cuando yo no tenga más que darme.
¿Me sostendrá, tal vez?
El mar es el pilar extraño de mi vida,
vasto e inefable,
como son tus ojos al segundo siguiente
de sentirme.

En el nudo presente, quedan aún por describir miles de historias: la velocidad
con que aprendí que tengo miedo,
la indiferencia del que pone un muro- teje sus alas de aguja,
y espera que unas manos suaves
las derramen sobre un lomo,
con su sangre
                      de amor duro y opaco.

Llorar abrumada
porque el cinismo se ha instalado más profundo
que un simple compañero.
Porque las cosas escritas, porque sobre éstas cosas
escritas donde no hay nombres superpuestos
 y ocultos de un gran beso;
y salidas del pecho por el pánico inherente
que produce el apego a la locura.

No hay nada en realidad. 

Creo que quiero escribir sobre ti,
y cuando vuelva,
ni siquiera sabré
en qué palabra podría haberte introducido,
en qué lugar de mi vida tu cabías,
ni a qué lugar exacto perteneces.

Creo que quiero escribir sobre ti
porque mañana,
no serás lo que eres
                                 ahora en mi cabeza.

Ojos y pirañas.

En el nudo presente: tragar saliva,
escupir mis labios- Cortázar está mudo.
Tragar mi lengua,
escupir mis años.
Sentir
           que todo pasa por instinto.

Ver a esas  personas tristes y groseras, casi sin luz.
No entender el concepto de lo último,
Lo ya acabado.
Explicar que mi tristeza es antigua y ovalada,
que no tiene remedio ni sentido.

Expandida ella bajo un nudo de aire
que es-con duda- la presión que le ejerzo
para no despertar nunca sin prisa.

Mi esfera arrepentida.

Vendrás el jueves, vendrás el viernes,
vendrás las noches que yo ya me haya ido.
Ni siquiera te veré,
y reirás como la luna,
y aullarás como los perros que buscan su manada.
Y, aun así, no podré verte.
Se me olvidará tu nombre.
Se me olvidará tu llanto -si alguna vez tuviste uno.- Se me olvidará el amor
por encontrarte.

Y quizá,
cuando finalmente decida darme a nadie,
quizá entonces, aparezca lo que no deseo.

A mi no me jodáis, que quien no buscó nunca encontró una mierda.
Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles: 
como un órgano negro, los pechos horadados.”
Tus ojos son igual que Los ahorcados.

A mi no me jodáis, 
que esperar
lo mismo da si es a la vida o al amor,
                                                        se está muriendo.



Akata.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Pájaros



"Puse en tus manos el pájaro que ha muerto. 
Pero, heme aquí, viva y sin dientes, con un pájaro podrido en las entrañas."


No me dueles ya; empezaría así la poesía número doscientos.
No me dueles en ninguna parte,
ni en la fosa de pino con mi nombre,
ni en el día de ayer cuando te fuiste.
No siento nada en absoluto.
Pero no es así como se miente a un poema.
A un poema se le dice bajito
que hay puertas atrancadas con
sonidos púrpura que recuerdan la noche,
el silencio.
Que tu lengua en los pasillos de mi boca
arrastrando la gratitud de un perro herido.
Que tus manos en mis muslos calientes.
Que tus venas
y tus dedos débiles torciéndome la vida casi al borde.
Resumiendo en palabras tristes: mi cuaderno habla tu idioma
en sus dibujos,
que ahora mis ojos son barcos ovidianos
pateando el mar como dos péndulos de frío.
Que ahora, el frío, es la escusa más solemne
que he podido mostrarle a esta poesía.

No me dueles,
de verdad,
ya no me dueles,
pero como jode otra  fatídica columna
de adjetivos,
cómo jode
                 escribir un nuevo Quién.




Akata.

jueves, 31 de octubre de 2013



Entendí entonces en el flujo de la sangre, en el palpitar del ardor de mis ojos,
 por qué se odiaba 
y por qué se temía, 
por qué se arañaba y se rompían mil huesos,
por qué uno decidía permanecer o seguía adelante.
Por qué se continuaba sin rumbo
ni objetivos. 
Era por la esperanza triste de que esa idea de sobrevivir nos haría libres,
y finalmente nos daría el don de la paz 
y
finalmente, nos dejaría amar 
sin restricciones.

lunes, 28 de octubre de 2013

"Dile que sí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no."

domingo, 27 de octubre de 2013

TE HARÁS INVIERNO




Pero conozco todas las preguntas
que no sé contestarte,
el cuerpo en donde viven las interrogaciones,
tu sueño en los pañuelos, como de haber llorado.

Luis García Montero


LLEGARÁ EL INVIERNO

Y aún así se hará invierno,
y no tendré palabras que escribirte.
Se me han apagado los
mensajes.
Pasearé con la bufanda en nudo
desde los ojos tristes
hasta el instante en que te fuiste
de la puerta.
No sabré que decirte.
No sabré escribirte las últimas
insígnias.
Lapidar finalmente este suicidio
permitido.
Llorar, al fin, 
con cierta ternura
bienvenida.

No sabré qué es no amarte
después de tantos meses
sin otros ojos
en mis sueños.
No te haré justicia cuando me despierte.
Seré un muerto, 
un mendigo cuerpo,
un insulto a un buen día de domingo.
-menuda estúpida mentira-
Y sobre todo, por primera vez en
mucho tiempo,
dejaré de tener hambre
de la mala,
intentaré regalarme por entero,
no me asustaré si alguien
me aprieta
las ganas de correrse dentro del pecho
hasta dejarme
satisfecha.
No me pediré perdón por no tenerte.

Llegará el invierno, como siempre.
Hará más frío que otros años,
me cruzaré con los lugares donde nunca 
estuviste,
te abrazaré, te alargaré a besos
en las calles vivas
que ya no estallarán ni por ausencia.

Me inventaré el último `capaz´ maldito.
Te diré todo lo que de verdad pude quererte.
Iré marcando cadáveres o huesos,
y nunca 
dejaré de sorprenderme
cuando te vea por la acera y me sonrías,
y yo sonría hartas flores
con luz indiferente.

Seré el jueves a cántaros,
el viernes loco de tus fríos viernes
Seré el Enero que no me prometiste,
Y marcharé 
como sólo hizo Septiembre.

He gastado tanta incertidumbre 
que no tendré 
más chaquetas que colgarme.
Esperaré de madrugada algún sol nuevo,
se hará de noche, 
serás la noche,
Te harás invierno en los bares,
en los parques.
Te harás invierno...


Akata.

El té en que todo acaba



Leer con tanta luz es blasfemar,
igual que besarte sin poder 
sentir tu piel bajo la ropa.
La poesía me recuerda la verdad:
nunca fue tu herida
nudo de mi boca.


Akata.

sábado, 26 de octubre de 2013

Respira



PERO ERA OTRA FORMA DE DECIR...


Me voy hundiendo en el agua, noto los pezones fríos. Hace mucho tiempo que pensé en la posibilidad de ahogarme, pero entonces, no podría volver a contemplar el cielo, y eso si sería insoportable. Hay partes de mi cuerpo que nunca se sumergen: mis ojos, las yemas de mis dedos, el contorno del corazón, las rodillas abruptas, ciertos huesos... Parece que quisieran respirar fuera del lago, que necesitasen la fuerza de estar entre dos mundos. Salvarme de la profundidad de hallarme a flote. Tomo la bocanada de aire más dulce que he sentido, y pienso que dijiste que no hay un sólo día en que no asistas a la crudeza de tu realidad, a la ascendencia de un error. "No hay ni un instante en que no me despierte y piense que la estoy cagando." Y a mi, ahora, me pasa exactamente lo mismo. En comunión con la naturaleza y su sencillez, en un estado tan único y salvaje, no puedo pensar en otra cosa cuando me despierto que no sea en la estupidez de estar en esta mierda que tu cagas. Con los brazos extendidos a placer, a través de un agua helada, medito: "No hay ni un sólo instante en que no quiera abandonar."

Pero aquí sigo, porque caer al fondo del lago no es una opción, porque equivocarse también implica seguir flotando...





SUICIDA 2.0

Porque no dejo de pensar en ahogarme.
Quizá me esté ahogando en este instante.
Por que la peor muerte
es para mi la asfixia. 

Quizá me esté muriendo sin garganta.

Porque no creo en la posibilidad del suicido
y, sin embargo,
a estas horas en el cuarto, 
ojalá pudiera destrozarme, 
llevarme conmigo algunas buenas palabras, 
las ideas, 
el tiempo que tuve de verdad,
que fue de verdad mío.

Destrozarme para saber lo que duele la vida, 
lo que de verdad duele la vida,
lo que de verdad
                                                 valen los besos.

Me gustaría estar cayendo ahora 
en un mar profundo de oscuridad ingrata.
Morirme, 
desaparecer al borde de cualquier acantilado.

Irlanda ya no espera a nadie. 
Irlanda ya no me espera.

Y toda esa fantasía, todos esos juicios preconcebidos 
de lo sucio y mentiroso,
todas las tardes rotas y estúpidas que pasé 
garabateando en un papel
un ascenso interminable
son astillas, 
son ceniza de plomo que no va a irse
nunca de mi pecho.

¿Y qué estoy haciendo sino es sangrarme en las costillas?
Clavándome el boligrafo en la espalda
por si brotase el silencio.

Necesito callarme. 
Necesito un espacio.

Porque le he dado al mundo
la imagen religiosa de mi desdicha,
la frase caprichosa de mi angustia: "Quiero escribir, mamá."

Una tragedia me delata. 

Quiero escribir con fuego 
en el océano negro de la noche, 
quiero brincar algunas líneas 
de luz impertinente. 
Quiero ser alguien para alguien. 
Soy alguien. 
Quiero ser alguien para mi, quiero ser alguien.
Quiero.

Porque sólo pienso 
en que el agua me arrastre y las olas me lleven
y un barco se sumerja conmigo para siempre. 

No contemplo la exactitud de un suicida,
pero hay que ser muy valiente para querer morirse en vida. 
Hay que ser muchas ruinas
para seguir viviendo.

Akata.

lunes, 21 de octubre de 2013

A PROPÓSITO DE LENA



A PROPÓSITO DE LENA



"-Por favor no le cuentes esto a nadie pero...Quiero ser feliz.

-Por supuesto que sí. Por supuesto. Como todo el mundo.

-Ya pero yo pensaba que no quería eso. Hace mucho tiempo me prometí que iba a vivirlo todo, que iba a tener experiencias para después poder contárselas a la gente y quizá así salvar a alguien. Sin embargo, ¡Es agotador! Intentar vivir por todo el mundo y dejar que cualquiera me diga cualquier cosa. Y vengo aquí, y te veo, y tienes fruta en el frutero y el frigo lleno y un albornoz...Y me tocas de una forma que me hace ver que no soy diferente. ¿Sabes? Quiero lo mismo que todo el mundo, quiero todas esas cosas. Solo quiero ser feliz.
Me han pasado tantas cosas que tengo la impresión de que me las he buscado. ¿Quién en su sano juicio querría que le pasaran esas cosas? [...] Verás, creo que al conocerte me he dado cuenta de que estoy muy sola. Digo sola, sola de verdad. ¿Sabes? he estado intentando alcanzar cosas pero solo necesito a una persona que me quiera y que desee estar a mi lado hasta que me muera, ¿Entiendes?

- Hummm...

-¿Crees que estoy loca?

-No, no creo que estés loca ni mucho menos.

-Yo diría más que el problema es que soy demasiado lista y sensible, y que soy demasiado poco loca. Por eso me guardo todos estos sentimientos para todos los demás. Leí un artículo sobre Fiona Apple en el New York Magazine y decía: <<¡Ah, todos piensan que estoy loca y no lo estoy!¡Solo quiero sentirlo todo!>> Y así soy yo, quiero sentirlo todo."


Serie "Girls."



martes, 8 de octubre de 2013



QUE AYER


- Es curioso. Ahora que lo pienso y aunque suene arrogante, si yo no hubiese aparecido en tu vida, sino hubiese irrumpido por casualidad, tú podrías haber continuado como si nada con tu agradable existencia. Irías al cine y pagarías los 7.30 que exige avergonzada la chica de la taquilla. Fumarías esos mismos cigarrillos tan finos de los que suelo reírme y te molesta. Saldrías de madrugada a ahogarte un rato en la noche. Hablarías con los extraños. Te olvidarías del olvido... Comprarías en cualquier chino un litro de la cerveza más fría y lo compartirías en un parque cualquiera con tus grandes amigos mientras sientes que el mundo te rechaza. Procrastinarías -seguro- hasta las mil. Escribirías luego. Procrastinarias más -hasta las mil- e irías a verla a ella. Irías a verla a ella. Irías a verla a ella...Como si nada. Seguir. Como si nada...

- ¡No digas eso! No lo creo. Si tú no hubieras aparecido seguramente habría sido otro alguien u otra cosa la que me hubiese dado un buen cachetazo. O quizá no, quizá sólo pudieras ser tú. Pero dudo que hubiera continuado tal cual; como si nada. Además, ahora no puedo obviar que estás ahí...No puedo.

- No. Supongo que no. Y yo tampoco que tú estarás. Y que ella también. Y que, puestos a ser honestos, como hasta ahora, si alguien tiene que largarse del tablero siempre será el peón. Porque el Rey es imprescindible; sin él no habría partida. Y la Reina...Bueno, la puta Reina siempre consiguiría regresar.



Akata.

domingo, 6 de octubre de 2013

http://www.youtube.com/watch?v=PYOn6f_VSXc

Seré de otro, como tú serás de otra.-¿Y ahora, ya, quizá lo has sido?- Y nunca nos seremos.


Akata.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Dónde, dónde? Dando



Dámaso Alonso pensaba, preguntaba a Dios si Dios
se hallaba. Si había una mosca en su sien dictando un pentagrama
mudo. Él gritaba al mundo que le diera un nombre, que pusiera
un punto y final a todas sus interrogaciones.
Pero no preguntó al hombre, que era el único capaz de entender
a Dios, porque es más Dios que hombre, y viceversa.
No preguntó a su carne por qué no había respuestas desde
el cielo negro. Se limitó a balbucear y a condenar al murciélago
de la blanca leche. A gemir como un niño ronco y asustado
que teme no ser correspondido.
No preguntó al hombre, no preguntó al dador de toda fuerza.
Al endeble capaz de crear mundos.
Y ahora, por su culpa y
quizá, por la de otros tantos de cientos, yo pregunto a Dios
dónde está la palabra que nos debe. Donde está el que responde,

y para qué tanta pregunta.

Temo morir sin luz.

Temo dormir sin vida.



Akata-cabreo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Canción del retiro





Todo el mundo escribe poesía.

Todas las personas mueren.

Todo el mundo tatúa las ventanas, los árboles, la vida.

Todas las personas mueren.

Todos han aprendido a inventar un don para zafarse del mundo.
Todo el mundo tiene un don ahora.

Todas las personas mueren.

Todos quieren pintar enredaderas y crear canciones de rock and roll
con olor a bares de domingo.

Todas las personas mueren.

Todos quieren volar. 

Todos vuelan. Todos acaban quemando sus alas al sol. Todos son excepcionales.


Pero todas las personas mueren. 

Y ellos, que ahora piensan en sí mismos como
un alivio para el universo, también.



Akata.




jueves, 12 de septiembre de 2013

Nostalgia literal

El mundo está mal, las cosas están equivocadas, la gente no se quiere, las luces siempre están encendidas, todos se miran como si pudieran verse. Todos se miran. Nadie se ve, nadie se siente. Las cosas están mal. El mundo ha decidido dar la espalda al mundo.La gente camina, se pisa, se destroza, se insufla fuerza de mentira, como las bromas que se gastan los fines de semana. Algo así hace el hombre. Se machaca, se lesiona. Sigue andando. Es curiosa la fuerza con la que la inercia te golpea a veces, y como un segundo después, cuando más presión haces por vencerla, deja de empujar y te quedas besando aire, comiéndote las babas del último aliento que exudaste. Vaya mierda. La gente no se quiere en absoluto. Yo no me quiero en absoluto. La vida no se bebe en absoluto. Y llegará el final, porque no siempre podremos levitar en esta divina inmortalidad, y entonces habremos hecho mal en no concedernos algún que otro deseo, en no habernos resuelto o revuelto un poco los nudos del pelo. Habremos perdido más que habremos ganado. Habremos muerto. Habremos fracasado. Habremos sudado y habremos intentado cambiar algo en el mundo.Y el mundo seguirá roto, seguirá jodido, oliendo a basura, a pena, a culpa, a fracaso. A fracaso como las calles de Murcia que hoy huelo desde la ventana de la habitación.

Huele a fracaso, a vómito, a incienso a muerto desnutrido. Huele a indiferencia y a algo más que supongo que es lo que Sabina decía en las canciones, que hace que el matiz y los colores de todos los edificios me parezcan negros y huecos. Asquerosamente horribles. Muertos. Horribles. Todo está mal. Todo está mal. Y no puedo arrancarme la nostalgia del pecho, la losa del pecho que pesa más que mis nervios y mi mano turbia. La gente no se quiere, papa. La gente ya no se quiere nunca, y yo me estoy desvaneciendo.



Akata.

martes, 10 de septiembre de 2013

Todo lo demás es lo de menos




Y ver su foto y encontrar el libro aquel que leía en el porche junto al cielo negro. Vaya, cavilando sobre la eternidad de lo que es y no, de lo que muere y no, que es todo y a la vez es nada. Y pensar que antes lo contemplaba como contemplaba la noche aquella, más opaca y oscura que sus ojos de cieno, y sentía el rugir de un ave hambrienta, el avivar de un fuego oculto. Y, ahora, ahora no puedo dejar de evocar aquel título casi revelador que Sartre se empeñaba en disfrazar como un modo de liberación inútil. Todos estamos condenados a ser esclavos, tropezones de la mala digestión del mundo. Y ver su foto y emblandecerme, derretirme, sentir una arcada espantosa que no deja de chillarme aquello que decía la canción: "So fuck you, fuck you, fuck you, and all we've been through." Y me siento débil y enferma recordando que me espetó que ya no tenía alma, como si yo, al borde de mi angustia, pudiera devolvérsela. Vaya... 


Akata.

jueves, 5 de septiembre de 2013

A propósito de nadie



LA LÍNEA ESTABLECIDA




He establecido una línea muy fina entre tus palabras y mi boca. Entre mis palabras y la tua bocca embelesada. Que me miras como si no me vieras, pero como viéndome con la claridad que despierta tras de mi, y tras todas las palabras, todas las palabras de tu boca. De la nuestra, de nuestra boca que aquí es plural porque no puede ser de ninguna otra forma. Por que yo he creado una pequeña lengua de distancia entre el hueco de las manos. Entre los ojos y el perfil de tu sonrisa cuando se dibuja.

Herido de vanidad ante el mundo, te confiesas, porque no puede mentirse a un sol que nace, por que es sólo en la noche cuando mueren los hombres respetables y los niños y borrachos pueblan los puentes y los ríos.

Así es Murcia cuando la caminas en tus labios.

Me dices que hay esquinas de muchachas hambrientas, curvas que yo no había visto antes de todas esas farolas apagadas; e hilo, trenzo, tejo un cúmulo abstracto de ideas estúpidas sobre chicos en cuclillas que quieren palpar huesos de hielo.

He construido un muro tan ligero, tan fino y transparente, que casi es irrompible; por que son esa clase de muros, los que parece que van a quebrarse, aquellos que persisten al relente de Murcia y su pecado.

Por que este “no hacer nada”, el de tocarte y no, el de besarte y no, y besarte más. El de la espera. El de que esperes. ¿Qué esperas? Esperas, que lo sé. Esperas que sea mi gesto el que apremie al diablo, el que le diga NON SERVIAM; Non Serviam tampoco a ti, triste Mefisto. Parece que con la hoz titilando en los dedos de otro la muerte no podrá culparte. Pero ¡Oh! La muerte si es deseo culpa a todos. A todos, querido amigo al otro lado.

Sigues bajando la escalera de piedra, que ahora parece un desierto en el que esta el silencio de tu voz ahorcada. Me brillan las pupilas- será la luna- de tanto pensar que sé que piensas, que lo intuyo y ni tu alma es parecida a lo que yo pueda palpar. Se de ti. No se nada. Pero se de tu cuerpo esbelto como sombra de abeto, se de la fuerza de tus nudos, del celta de tu rabia. Del pecho que no he visto nunca. 

Se que hay lanzas donde están las cicatrices aún.

Se que se abren, y se que hay monstruos que podríamos compartir en otra madrugada. Se que hay taras, se que hay miedos, se que eres un hombre y que soy una mujer y que mis pechos son duros y tus brazos son venosas ramas que pueden golpear y acariciar y lamer sexos.
Se que sabes que crees que no se, o que se o creo saber o no se nada. Se que hay palabras de azúcar, palabras de limón, amarillas palabras dónde están nuestros pies cayendo en El Cuartel y la risa sempiterna. Hay vecinos que aún se asoman al balcón por que envidian la compañía de dos híbridos intentando dibujarse; que añoran un cigarro acompañado, un humo para poder inhalar desde una casa ajena.

He contemplado la muralla de aire, y cuando exhalo pienso que se esfuma, y un momento me digo: ¡Ahora! ¡ahora!¡ Date prisa!, ¡Blande tus armas!¡Rompe, muerde dulce su boca y que no gima si no es por que ha caído! ¡Bate todos los poemas!, Que descubra- dijo Whitman- el origen en la savia de tu tacto. Que el orgasmo se produzca con la sierpe corrompiendo su alma ya corrupta. ¡Devuélvele la juventud, muestra su ataúd, enséñale la vida! Que respire la fuerza antes de que vuelva la pequeña franja, antes de que el aire recomponga todos sus cristales.



Palabras, palabras... Línea. Muro. Fondo. Trago. Oscuro y mudo; me sobran a veces todos los abrazos. Por que hay distancias que no se pueden acortar con una historia, por que hay edificios tan livianos que no podrán caer jamás. Tus palabras y mi boca. Mi boca. Tu boca. Las palabras. Las...


25/6/2013  Akata.




"Tienes rostro de piedra esculpida,
sangre de tierra dura,
viniste del mar.
Todo lo acoges y escudriñas
y rechazas
como el mar. En el corazón
tienes silencio, tienes palabras
engullidas. Eres oscura.
para ti el alba es silencio."

C.Pavese



lunes, 2 de septiembre de 2013

Verso que no ejerce




Tienes gracia hasta la una y cuarto,
y luego me dijiste que había ojos que latían.
Se está tornando rojo este odio-tedio pesado.
Me levanté una mañana
y ya no te movías.

Sigo tu cuerpo, tu llano, tus pasos.
Sigo el escalón siguiente hasta la fría barra.
Que dicen que aún hay dientes
que sonríen al fracaso,
que aún te puedo encontrar si me convences;
como el agua
tu silencio cae a veces y me siento
lejos.

Prefería una llamada firme
a tu miedo gastado.

Y ahora qué vas a decirme
de lo que no conoces,
hay cumbres más altas
insomnio y verbo carmenamos.

Escapo y siento el vértigo
en tu hueco
me hundo
entre las sábanas,
arranco tus cimientos.

Encontré gravilla seca y por descaro
me bebí de un trago la espera en madrugada.

Setecientos cincuenta y ocho días
 a un lado de tu cama.

¿Dónde estaba el hambre?

Nunca supe las reglas,
tal vez, ¿De qué me sirven?
Primero fueron piernas, hoy es carne cruda.

Ayer vendrás a irte.

No soy el arte, me abandonó la brújula.
Tampoco busco el norte pero empiezo
a decantarme por palíndromos sin
fuste.

Ábreme la vida en canal como
en la autopsia
de tu pecho.
Si estoy blanca es porque te quedaste
la rabia y el mar
                          en un rincón fugaz
                          al borde de tus besos.

Jódete o ponte de rodillas, ¿Comprendes?
Empiezo aburrirme
y sólo son las 19:00.

Me siento en la cocina, tick tack,
tick tock,
me tomo un vaso de ausencia.

No habrá jamás peor soledad que la de
la silla enfrente.


Akata.



"Tengo la mirada del que no va a volver
el punto aquel de serte fiel hasta el día en 
que me marche."

Charly Efe.

lunes, 19 de agosto de 2013

Instrucciones para no ahogarse sin morir



Soy espuma mecida. 
Ahoga. 
Soy un negro intenso sobre un punto flotante. 
Soy el punto;
el océano es la madre. 

Blancos corales surgen 
un baile de frío
y desaliento. 
pero empuja, empuja fuerte
y los peces 
tibios, sonrientes, 
anudan la nada a sus extremos. 

Tan insignificante un verso ahora...

Olas y olas y olas en la noche, 
en la parte oscura de la noche. 
Si a veces llorase con los brazos abiertos...

Pero allá, a lo lejos, 
diviso las montañas, 
el oxígeno;
apuesto a que la arena 
no se escribe. 

Vaivén, vaivén, vaivén tan tierno...

Unos ojos, tal vez un mito griego, 
adornan mi estómago
mi ombligo. 
Un mástil de tiniebla 
y allí nadie canta envenenado.
Las burbujas son licor para esta tráquea. 

Un avión. 
Silencio desde el fondo. 
Un avión. 
Y el coral blanco va muriendo
Olas y olas de calma al fin, 
de este mar enfermo al fin 
que cura las retinas. 

Sales hacia dentro. 

Esperma de la vida. 
No hay mayor verdad. 

Empuja, empuja fuerte, 
dame el beso que Ulises 
nunca tuvo. 

Vísteme de abismo para siempre. 





Akata. Yecla 12/08/2013

viernes, 2 de agosto de 2013

Yo me habría comido ese pollo también



SIERRAS Y ÓXIDOS

Estoy enamorada de las formas poco convencionales que las personas tienen de amarse.
El otro día vi a un viejo con un tatuaje verde de una prostituta en el hombro metiéndose una jeringa hasta el fondo de la vena. Me pregunté cómo es que seguía vivo. Me pregunté si realmente se habría enganchado no hace mucho a la heroína. Qué formas tan peculiares tiene la gente de amarse.

Anoche mi compañera de piso, Laura, estaba sentada sobre su cama vomitando un pollo tierno después de haber engullido una tableta de chocolate y dos enormes barras de pan con mozzarella. Nos miramos unos segundos a través del pequeño hueco de la puerta y, pese a sus desorbitados ojos, su boca cubierta de babilla y tropezones, y su cuerpo contorsionado como una servilleta sucia, juro que pude leer la satisfacción del trabajo bien hecho en sus pupilas dilatadas. Qué dulces maneras tienen las personas de adorarse.

Por cierto, qué putada lo de ese pollo, tenía un hambre...

Fui a lavar la ropa a uno de esos locales en que metes una moneda y esperas dos horas sentado en una silla viendo cómo tu ropa se mete el festival de su vida. ¿Lavandería? Eso es, lavandería. Y una mujer de mediana edad sostenía sudorosa a su hijo en brazos mientras que, con la otra mano, iba metiendo la ropa limpia a un cubilete. Por un momento pensé en ayudarla con el enorme esfuerzo que estaba suponiéndole a la mujer mantener en peso al infante a la par que sacaba la ropa de la lavadora con la otra mano, pero deseché aquella posibilidad de inmediato. Odio vívamente a los niños.

La madre, cansada de tanto levantamiento de peso y, sin querer, por supuesto, dejó caer al niño al suelo sin miramientos. No seré yo quién plantee la posibilidad de tirar la ropa primero. No sé, cada uno tiene sus prioridades en la vida.

El niño comenzó a llorar como si lo único que hubiese tenido hasta la fecha hubiesen sido sus ensanchados pulmones. La madre, como despertando de un largo sueño, se agachó, tomó al niño en brazos, le dio varios fuertes azotes en el culo, le echó una reprimenda por lagrimear tanto y ser tan poco masculino y, acto seguido, se fue de la lavandería justificando que la mitad de su ropa quedase sin recoger. Es absurdo, pero es real. Las personas tienen unas extrañas formas de quererse.


Estaba hace un par de horas en un bar. Salí sola. Ya veis, casi un año entero sin salir sola y allí me vi, con una cerveza en la mano y la cabeza gacha delante de la barra. Tenía ganas de beber, de emborracharme. Tenía ganas de joderme un rato, de pasarlo bien un rato, de olvidar un rato, de recordar un rato. Tenía ganas de existir un rato, de nublarme un rato, de desaparecer también un rato, ¿Por qué no? Tenía ganas de todo eso que hace el alcohol, vaya.

Pero sí es verdad que la formulación de ciertas cosas en estado de ebriedad puede ser errónea, como tantas otras. Y cuando uno se da cuenta, tiene la sensación de haber descubierto una verdad universal antes velada para el resto del universo, y se siente su salvador y responsable. Su gran profeta. Delirios de borracho. La cuestión es que, en un instante, mientras metía un trago de espuma, pensé: El alcohol no es la respuesta, es la pregunta. Y me quedé más ancha que larga.
Sí señor, el alcohol era la pregunta. Como si nadie se lo hubiera planteado antes.

En ese mismo instante, le dije al camarero que me sirviera tres chupitos de whiskey y un vodka con lima. Me los bebí casi a trago. Después pedí un par de absentas. (Si eso no conseguía hacer que me esfumase, me rendía) Lo hizo. Creo que durante unas cuantas largas horas desaparecí,  y aún no recuerdo nada. Pero cuando volví en mi, si que pensé: ¿Y qué?, ¿Para qué coño quería yo la pregunta que me hacía beber? ¿Por qué iba a querer yo saber de qué iba esa mierda?
Sólo quería dejar de estar jodida, el problema para mi era lo de menos. Y saberlo sólo me ayudaría a pensar cada vez más.
Eso que dicen de "reconocerlo es el primer paso"; pura mentira. Reconocerlo es reconocerlo, nada más. Reconocerlo es decir, vale, estoy jodido, ¿Y ahora qué? ¿Va a pasarse de golpe esta putada sólo por que ya puedo ponerle nombre? ¡Venga!¡Vamos! Dejemos de ser ingenuos, que ya está bien de mentirse tanto.

A propósito: mentir, beber, amar...No están tan lejos ninguno de los tres verbos. Además, hay peores formas de quererse. Podríamos, yo que sé, vivir sin hacer que pasase nada, sin provocar una catástrofe. Seguir andando indolentes y derechos, erguidos monos fingiendo ausencia de taras. Qué formas tan humanas de autodestruirse tiene la gente. ¿Dónde quedó la creatividad?

Nunca entenderé nada, pero supongo que eso es lo que hace que me fascine tanto esa particular forma de amarse que tienen las personas. En fin, me voy a seguir bebiendo.




Akata.

lunes, 29 de julio de 2013

Black jack


Huirás por que yo huiré.
Te pediré que vuelvas. Volverás.
Entonces, nos tendremos que mirar
como si ya nos hubiéramos visto antes.
Huiré. Esperarás.
Pero las cuerdas irán marcándome de abrazos.

De los tejados alguna vez caerá la lluvia.
Escribirás canciones que sólo hablen de
un gran bar con luces de neón y
un cartel de "Se traspasa".

Estaré allí en cinco minutos,
después de dos años
en la ausencia.
Rozarás mi mano, besarás el aire,
arrancarás las zarpas al ocaso.

Te tocaré el pecho
como si un corazón
más frío que la madrugada
pudiese reventarme en la camisa.

Volveré. ¿Te habrás ido?
Te irás.
Me iré.
Por que los dos huimos.
Por que, ¿quién quiere una verdad que
es más que nada?
Si todo es suficiente partiremos.
Seremos los asesinos con el cuchillo en
alto y un conato de vigilia ante
los muertos.
Nunca llegaremos al final.

¿Huir?
huiremos.



Huiré.

Huirás.


Akata







"Prefiero hundirme a quedarme a medias.
 No voy a ahogarme sin antes pelear. Prefiero naufragar
y que se vaya a pique. Me llevo el sabor a sal."

G.J






domingo, 21 de julio de 2013

domingo, 14 de julio de 2013

·

"Vuelves, como las malas lenguas a anudarme el Karma. Y yo que siempre quise dormir acompañada...Pero no de cualquiera."

Akata.

domingo, 7 de julio de 2013

ESTOY SOLO CUANDO LLUEVE, ESTOY SOLO CUANDO NO LLUEVE




Se le habían mojado los pies de andar alrededor de los charcos. A Ella no le gustaba especialmente la lluvia, pero adoraba los charcos. No sumergirse en ellos, no zambullirse como hacían las chicas bonitas de pelo rubio y colorete en la nariz. A Ella más bien le gustaba bordearlos, y ver la distorsión de su reflejo en ellos mezclado con la suciedad del asfalto. Siempre acababa preguntándose si aquello que se le aparecía al otro lado era realmente su imagen o, por el contrario, acababa siendo la redundante proyección aburrida de si misma. En algún lugar debajo de sus brazos, apostaba a que era más monstruo que otra cosa.

Se le habían mojado los pies de andar alrededor de los charcos, y Él la miraba con las piernas cruzadas y la mitad de un cigarro apunto de apagarse. La estaba llamando. El tipo reclamaba su presencia dos metros más allá de un agua infecciosa que estaba quitándole todo el protagonismo. Ella le miró un instante, y Él le dijo que tenía los pies llenos de lluvia, y que Ella era la niña de la lluvia porque cuando estaba triste siempre llovía, y que ese charco era su obra de arte, pero que Ella nunca podría ser la deforme sombra que se dibujaba en el charco, porque cuando Ella lloraba, toda la mierda se quedaba fuera y su piel volvía a relucir como pendientes de luna.

Realmente no sé que pretendía con aquella afirmación. Ella sonrió cabizbaja y dejó a un lado el charco, con una tristeza tan calma y oscura que cualquiera hubiera podido estremecerse al mirarla.

Él tiró el cigarro y extendió los brazos, y Ella estiró su cuerpo para recibir la asfixia. Suspiró, cerró los ojos. Los dejó en blanco. Abrió los ojos. Ahora eran marrones. “Mis ojos ahora son marrones como la mierda del charco.”- se dijo. Y entonces correspondió al abrazo. Y se dejó llevar en el cuerpo que la abrazaba. Y pensó en sentir un poco, sólo un poco, porque tal vez lo merecía.

  • Estás ardiendo.- Dijo Ella.

Y era Mayo.

Él la abrazó más fuerte, y Ella pudo sentir como le besaba en la línea del cabello. Sintió algo extraño, parecido al ahogo, parecido a la muerte; pero no. Sintió que se obligaba a sentir más de la cuenta aquellos sentimientos que por norma siempre pertenecerían a otros y nunca a Ella misma. Le cansaba tanto apretarse el pecho en otro pecho únicamente para que empezase a doler...

Por que no dolía, ya nada dolía. Y Ella pensaba que si abrazaba muy fuerte a alguien pasaría como ocurría cuando bordeaba los charcos; quizá viera la realidad por un instante y no aquello que todos concebían como real. Y podría amar y ser amada, querer y ser querida. Podría, si. Claro que podría.

Y en ese instante, se acordó de un chico al que veía últimamente, un chico al que se empeñaba en desechar de su mente pero que la asediaba sin cesar. Todas sus palabras, todos sus gestos, todas sus canciones parecían no encajar en ningún lugar de su cabeza ni en ningún lugar de su cuerpo y, sin embargo, lo iban llenando de una nebulosa extraña parecida a la nostalgia feliz. Echar de menos algo que está por suceder.

Se repetía una y otra vez: “ No tenemos nada en común. Es una lacra. Es un error. Es sólo aburrimiento. Es hastío. Es alguien con quien quizá yo nunca tendría nada que ver.” Se repetía. Se repetía. Se repetía. Y cuanto más se repetía aquello, más se repetía la sensación de saciedad. “No puede llenarme este abrazo, pero puede llenar esa sonrisa torpe que no tiene nada que ver conmigo. ¿Por qué?”. Y su sonrisa torpe.- la de Ella ahora, no la del otro chico al que veía últimamente.- aparecía en su cara como por arte de magia. Qué irracionales son los comienzos. Ella se conocía tan bien...

Cuando Él dejó de abrazarla la invitó a su casa. Y Ella aceptó. Ya no estaba triste. Seguía sonriendo y el pensó que era por su abrazo. Hasta ahí todo iba bien, ¿No? Pero se odiaba. Ella se odiaba y odiaba sonreír. Y odiaba no estar triste de nuevo. Le cogió de la mano y juntos abrieron la puerta de la entrada. Luego hicieron el amor, o follaron, o qué se yo. Algo hicieron entre tanto frío y tanta ausencia.

Y era Mayo.

Entonces, Él sacó otro cigarro y Ella miró el techo como quien mira una mosca que no sabe a dónde va, ni dónde va a ir, ni dónde debiera ir.

  • ¿Te ha gustado?
  • Ha sido genial. Precioso.
  • ¿Y por qué no me mirabas?- Preguntó Él sorbiendo lentamente el humo.
  • ¿Y si me ves?.- respondió Ella aún concentrada en encontrar algún maldito insecto.
  • ¿Qué?
  • Nada. Es que me da vergüenza mirar a los ojos cuando estoy apunto de correrme.
  • Ah.

Él terminó el cigarro y empezó a contarle cosas sobre su vida, su trabajo, su tiempo libre. Cosas que Ella ya sabía por que lo conocía desde niño. Luego, sin previo aviso, se detuvo y susurro “Te quiero”. Y Ella dijo “Yo también”. Y volvieron a abrazarse, esta vez con más intensidad que antes.

Las últimas palabras retumbaban en la habitación. La luz del flexo perfilaba sus figuras en el silencio de una rara noche; casi como Pareja a caballo. Él no podía dejar de regocijarse en su adorada felicidad y en la plenitud que suponía tenerla entre sus manos.

Ella no podía dejar de odiar.

Ella no podía dejar de sentir por primera vez en mucho tiempo, y lo peor era que ese sentimiento que no la dejaba en paz, no era otra cosa que ese mismo odio violento que la incitaba a empezar a gritarle y hacerle daño. ¿O era a Ella misma realmente a quién odiaba?

Al segundo, se acordó de su reflejo en el charco, y de lo dura que era la vacuidad todos los días. Y recordó también al chico al que veía últimamente, y que no pegaba nada con sus ojos, pero que por alguna inexplicable casualidad le insuflaba nebulosa y la obligaba a sonreír. “No entiendo que reacciones químicas construyen el dolor. Pero debe estar siempre donde nunca te pondrías a buscar las peonzas de la infancia.”

El odio, mal tahúr, dejó de manifestarse en un instante. El abrazo acabó con un gran beso.

Él oía música en sus tripas. Era la chica perfecta; al fin había encontrado a una mujer que lo complementaba en todo. Ella sonreía. Ella bordeaba algún círculo lejano que nada tenía que ver con Ella, pero que daba sentido a todo cuanto solía saber a eco mientras su mente vomitaba sin cesar “¿Cuánto durará?”




Akata.

miércoles, 3 de julio de 2013

Si todo es suficiente partiremos


Pueden sentirse ya las distracciones,
las heridas, 
herencias;
como una macedonia 
de venenos frescos, 
dulces, olorosos.
                        Venenos que empalagan.

Fríos venenos.

Pueden sentirse ya
todas las canciones;
Y ni siquiera estuvimos dentro,
ni siquiera estuvimos dentro...

Huir, huiremos.










Akata.

domingo, 30 de junio de 2013

Ciempiés

  

Me partiré, apartaré la vida a cachos.
Con la falsa molestia del ciempiés,
que dice que son cien y no llega ni a
treinta.
Y ya le duelen los talones;
pero no se detiene. No se detiene.

Así que dime la verdad, por favor,
escribe sobre la verdad y se eco.
No quiero que luego me digan que por qué
no retumbaba nada,
que qué diablos pasa con tanto oxígeno en el pelo.
y si las rubias no quieren cagar, ¡Allá ellas!
Pero a mi sólo dime si esta batalla finalmente servirá.

Necesito un soldador porque estoy rota.
Pero suelo mentirme si el cielo se vuelve iridiscente.
"Si amanece no te pidas perdón. Y siempre amanece."
Así de simple.
Que llevo ya cinco años sin insultarme seriamente, sin
deleitarme con palabras de bondad que mueran pronto.
Por eso,
por eso, seguimos siendo monstruos,
por que los monstruos no saben medir las pesadillas.


Escribiendo en la servilleta manchada del café
contando un veintitrés,
haciéndole psicología inversa.






Akata-bah.

lunes, 24 de junio de 2013

El mar no es más que un pozo de agua oscura...

















"El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.

Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga,
la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.

El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura.

La noche no es profunda, es fría y larga;
a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura."



I.V

martes, 18 de junio de 2013

Viginti Tres















Se gestan todas las palabras
si en la garganta suena
una lluvia semiviva.

Nunca he faltado a la cita de los lunes,
nunca te he dicho que esos lunes
siempre faltaban
más palabras.

Y, sin embargo, escribo como otros,
con temas que se agravan con el tiempo:
Recuerdo, Amor, Muerte o Distancia.
Nada de eso me atañe en este plato con carbón
y olor a violetas.

¿No soy yo la misma que vosotros, la que exclama?
¿La que bebió el amor y se hizo muda?
¿No he tenido yo sonrisa
y atardecer en una calle?

¿Y no lloré la muerte entre mantas de plata?

¿Acaso es que no fuisteis jóvenes un día?
¿He de recordar yo
que en la lengua hay secretos de carne?
Habéis alimentado vuestra sangre
con la pleitesía de unas vidriosas aguas.

Pero he ahí el tren -acabo rápido-
te espera en la orilla del Mar negro.
Y yo te escribo cartas
con agujas de grafito.
La distancia es lo mismo en todos
vuestros huesos.

Así que sí, poetisa o poetastra,
cama o lecho,
¿Qué importará eso ahora?
¿No hemos vivido de alguna forma
una estrategia,
un paliativo para la diferencia nula de sentirnos?

Todos los temas en el hombre son el mismo:
la vida, esfera granate, el recorrido.


Akata.

lunes, 10 de junio de 2013

Verano



Y la luna, aburrida, se estremece,
es normal que quiera un color que no la alumbre.
Ha caído otra estrella en otra noche,
llorando,
y gateaba en el porche de mi casa.

Leían en voz alta a José Hierro.
Temblaba su falda, su corazón, su pelo en bucles.
Acordándose del mar: ¿Qué será la vida?
La mecía una cálida humedad de verano,
un largo verso
de sonrisas aún por craquelar.
¡Cuánto amor me estoy perdiendo por soñar!
¡Cuántos sueños me han llenado
de este perderme en no se dónde!
Me abrazaste y acunabas mi silencio.
dios, te había echado de menos tanto
y ya sin conocerte...
Y él, con los colores de Agosto,
con su media sandía
pintándole los ojos de un azul noche tan diáfano.
"Cuando todo caiga, cuando vuelva el frío de Finlandia
a nuestras costas,
dime si la nieve ahogará más de un suspenso,
más de mil saltos
en esta arena de vacíos,
en la levedad de amarnos
bajo una lona de playas y fundido.

No quiero seguirte si es tu sombra
lo que quedará de mi cuando amanezca.
Me vale el frío, me llega hasta la planta porque acaba la niñez
cuando es de día.
Porque ayer era una niña con ruedas y hoy,
soy una joven cíclope
buscando la senda."

Y leía fuerte, muy fuerte a José Hierro:
"Y el mar estaba allí. Olvidado y apetecido tanto tiempo.
Allí estaba. Azul y prodigioso.
Y ella y yo solos, con harapos de sol y de humedad.
<<¿Dónde, dónde la noche aquella, la de ayer...?>>"
No se si el mar, o si las olas, o si la voz del comienzo de una vida,
pero se que los ojos se le incendiaron como caídas luciérnagas,
después de la madrugada de Agosto en que exhaustos
se rindieron
a la felicidad
de ser.

En el porche de atrás,
en el borde del césped
casi sin colores.
Poesía y brisa: eternidad.
Nunca olvidará su tiempo sin lagartos,
el perpetuo rumbo de un verano
que les sirvió de alambre.

Y la luna, blanca, divertida,
                                        contemplando el palpitar de otro cometa.

¡Que traiga el Sur un futuro sin espinas!
No hay medida para tanta incertidumbre.



Akata.



sábado, 8 de junio de 2013

Tan solo caer...

"No te resignes.
 Huye.
"Emito mis alaridos por los techos del mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad."

Walt Whitman.

























Huye.
"¿A dónde?"
Lo pienso porque estoy triste,
como si de verdad hubiese ocurrido.
Me imagino- o me veo- ante la tumba de alguien a quien amo, y me pregunto: <<¿Qué sientes?>>.
Creo que espero encontrar la respuesta a mi propia melancolía
en la inerte vulgaridad de un cuerpo vacío;
como uno siempre acaba buscando
en el hueco mudo de los otros
lo que indudablemente está dentro de sí mismo.

No puedo, y lo se.
Sigo mirando las flores del ramo que sostienen sus manos blancas.
Me digo todo lo feo que hay en mi: que tengo miedo a no trascender, que no se comprometerme con nada,
que cualquier cosa es reemplazable.
Que, la traición, es sólo aspirar a algo mejor.

No se.

Bueno, también pienso que la felicidad no es más que la sensación de no estar insatisfecho.(La plenitud no es tan importante, la satisfacción si lo es.)
Y que, por supuesto, no se consigue mediante ningún tipo de ejercicio interior.

 La felicidad nos viene dada por los que nos precedieron.

Ellos, mamá y papá, nos inculcan unos valores, nos introducen unas ideas y, estas mismas ideas aderezadas con la filosofía escrita, son las que determinarán nuestra capacidad para ser felices.

Está muerta ante mi. No siento vértigo, pero,
¿Qué es?
Algo ha crecido.

Porque, ayer, en los párpados cerrados de sus cejas, me vi queriendo huir en el veneno del alcohol.
No pensar, para no sentir una angustia que hasta temo escribir por si renace.
¿Será eso lo que sienta cuando muera alguien?
¿Ganas de beber hasta partirme?¿Odiar?¿No querer?¿No querer contestarme jamás toda la soledad y la pena?

Soy un desecho mentiroso que no entiende, que no quiere estar con nadie.
Tan sólo desea descansar con los huesos del muerto,
follarse lo que sea,
amarse un rato.
Doblegarse, hablar consigo mismo.
Apaciguarse.
Sentir que el fracaso no es un paso menos, sino un trayecto firme hasta la vida.

Ojalá pudiera decir todo cuanto pienso de mi,
cuanto me lloro si nadie aún me mira.

¿Será eso el luto, el duelo, la tristeza?




Akata.