jueves, 29 de octubre de 2015



NADIE VUELVE NUNCA


De repente, todo el escenario que los envolvía cambió. La bulliciosa ciudad se convirtió en un mar azul de silencio. Los rostros, similares entre sí, tornaron su color natural a la palidez de un zafiro alumbrado por la luna. Las calles sucias, los puestos de comida aceitosa y chorreante, las luces de las farolas recién encendidas; todo se bañó de un halo azul mortecino. Aquel organismo vivo en constante cambio, se había trasformado en un cuadro de Van Gogh. 
Sintieron frío. Sintieron llanto. Sintieron la melancolía lamiendo todos los rincones de sus recuerdos compartidos mientras el sol añil moría entre los rascacielos; y sus brazos, los brazos de dos desconocidos que ahora tenían algo que contar, algo importante, se entrelazaban entre chaquetas y bolso y pañuelo y tristeza. Una mirada suplicante, una sonrisa a media mejilla y jamás volvieron a verse.

Aquella noche toda la habitación del hotel se transformó en un glaciar siniestro. Y él supo, desde ese mismo instante, que Tokio, cargada de cemento, poderosa, no podría nunca más volver a pintarse de otro color que no fuera el azul de las cosas efímeras. De las despedidas. De la realidad.


Nadie vuelve nunca de los viajes. 


Diana Forte.

martes, 6 de octubre de 2015

Me hubiera gustado que alguien me lo escribiera...





TIRANA LIBERTAD





Cuando yo dije: << Se libre>>, quería decir exáctamente: <<Se libre, piensa como siempre. Camina con esa liviana sencillez con que solías caminar cuando me conociste. Haz tus planes. Ve sola a conquistar el mundo. Ámate como deseas amarte, con ese miedo innato a estar equivocada. 
Cuando dije entonces "Se libre", yo no decía: << Busca a otro, arranca el beso de las bocas que te apremian. Cuando yo dije:<< Se libre>>, estaba entregando un trozo de mi alma a descubrirte, sabiendo que el daño seria certero e implacable. 

Yo tenía en mente ese momento en que tú me mirabas y cogías las maletas.- qué puta podías llegar a ser.- Y aun así, continuaba pensando: << Pero es ella. Así: terca, llena de pánico y vida, torcida y sin futuro. Ella. Con los árboles castrados dando vueltas en su lomo. Con el viento de las calles sucias de las grandes ciudades 
queriendo entrar por su nariz. Ella. Así: tranquila por fuera, aleteo de pájaros nocturnos dentro del pecho. Ella, tan cruel y dulce como una jeringuilla blanca con licor para soñar. >>

No puedo decir que no doliera, que la herida no se abra fuerte entre los domingos y recuerdos, sin embargo, se que mereció la pena. 
Porque cuando yo dije: <<Se libre>>, jamás te estaba dando permiso. Jamás. 
Cuando yo dije las palabras mágicas, solo quise decir "Te quiero, a mi manera, de la forma en que creo en las personas. De la única forma en que el hombre debería amar." 
Aún te bebo con los brazos abiertos y las palabras llenas de preguntas; dolores de cabeza, naturaleza insaciable...
 
Yo no era de esos capullos que te presentan sus honorarios y luego, al tercer mes, te ponen una esposa invisible entre el pecho y las manos para doblarte como un caballo herido a orillas del mar. 

Porque yo no dije: <<Se libre>> -con la intención de seguir la tradición ansiada- <<libre, pero mía>>. 
Yo te quería como se quiere a un libro, o al día o a la mismísima existencia. Por eso no entendí que esa mañana, te cortases las alas y decidieras saltar.  Estabas fría, semimuerta, apunto de abandonar las habitaciones donde habíamos rezado a Montero del revés. 

Porque cuando yo dije: <<Se libre>>

Nunca, 

bajo ningún concepto, 

imaginé que

tú 

no querrías volar.






D. Forte