domingo, 27 de noviembre de 2016

Maldita, inútil locura

Como en la sucesión de ideas encontradas, hallo mis formas en el frío de un parque andaluz, de una farola, de una salida a toda prisa de la casa vieja en la que aúllo aún los sueños. Que no me faltan derrotas y siempre me hacen falta besos. Yo, que encontraba en mí la perfección exagerada de lo que ya no existe. Mas una y otra vez humana, sigo buscando el hueco que me corresponda, sigo intentando ser quien quiera que sea quien esté ahí adentro. El frío hace conmigo lo que conmigo hace la distancia, o la lluvia, o la impaciencia. Temo que no vuelva nunca esa creencia invencible de ser fiel a lo que soy, aunque nunca me haya gustado. No escribo para nadie, escribo para mi pobre corazón quebrado. Que no es lo mismo saberse, que ser sensible a los impactos. Pero que aquí caigo, en el frío. Sin contar nada que no sea el congelado de mis dedos. Sin nada nuevo que no sea esta locura infinitamente absurda. Te vas y yo regreso del lugar de mi mente en que me hallaba obstruida. Te vas a otro país para que yo empiece a caminar sola. Y en esa soledad me hablo con todos mis demonios y hago al fin las paces. Cansada ya de que me digan que nunca fui suficiente. Cansada de las bromas dolorosas del hallazgo insolente de ser menos que el resto. Pero vaya. Que te vas a cualquier parte y yo regreso. Más firme, más ruda, más guerrera. Y no me importa ya que los vientos no me surquen. O que el amor me amargue la tristeza. Yo no quise preguntar cuando volvías. No quise preguntar cuando parabas. En qué momento volverías a estar loco.

Maldita, inútil locura.


Diana Forte.

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